miércoles, 14 de mayo de 2008

FUGITIVO DE MI SOMBRA

MI rostro yace inmóvil
y ni el enjambre de notas
Estremece mi ser
Con sus melodías nupciales.
El agua cristalina
no moja mi piel reseca,
al estar curtido
Por el sol candente
y entre sutiles paisajes
al sentir la hoguera ajena,
me escondo de su luz
Para no morir
Entre sombras
para siempre.

LA PENUMBRA PASAJERA

Cuando la tarde
Entristece sin llanto
Las nostalgias sangran
Con gotas de ausencias,
se levanta herido el frío
Bajo la sombra derretida
Sobre el techo íntimo
De vastos horizontes.
La tarde se arrastra
En pedazos
Con pasos ondulados.
Las nubes a lo lejos
Se deshacen en cálidos besos,
Llama a gritos la noche
Con su voz solitaria,
Los ratos vacíos
Se lo lleva el viento
Más sigo fecundo y libre
Es que ya tiene raíz mi fértil corazón.

PRISIONERO DEL VIENTO

En las aguas cristalinas
De los ríos sin estío
Se purifica el alma
Y en la ribera solariega
El vaivén de sus compases
Crea dulces melodías
Y el trino fascinante
Abre surcos de ambrosías
En el lecho delirante
Donde el sol jamás dormita.
Las huellas del hombre
Sobre la faz azul
Se disuelven con el viento
Y solo queda entre las sombras
Su música sin tiempo.

EL LENGUAJE DE LOS OJOS

En la mágica ilusión
Del amor sutil
Un beso apasionado
Es el latido del alma
Entre valles de ternura
Anunciando primaveras de colores mil,
Junto al tibio manantial
De febril candor.
En la ruta solitaria
Por la sed de afecto
El suspiro entrecortado
Es un canto a la vida
Donde sobran las palabras.
El lenguaje de los ojos
Es el verbo universal
De eternos veranos
En infinita paz.

EN POS DE MI AÑEJA HUELLA

Se estremece con el viento
El fuego tembloroso
Entre cenizas humeantes
Y se marchita la esperanza
A los rayos del sol.
El sueño de otras playas
Se esfuma con la tarde
Y las huellas solitarias
Se desvanecen
Con la brisa del silencio.
No hay la sombra deslumbrante
Más allá de la noche
Ni la compañía celeste
De unos ojos tiernos.
Las campanas de la euforia
Hacen ecos
En los valles del olvido
Y los ríos polvorientos
Deshagan sus tristezas
En su reino sin tiempo.
Todo avanza
Entre latidos apagados,
A lo lejos el murmullo
De las almas sin mañana
Es más que un suspiro
Al rayar el día.

CANTO A LA GRACIA DE DIOS

Todas las mañanas
Unidos en el jardín
Trinan los jilgueros
Llenos de alegría.
Me brindan ternura
Se enciende el cariño,
En paz vivo el día
Con jovialidad.
Al caer la tarde
La noche me envuelve,
Me duermo esperando
los rayos del sol
y la melodía
de otro amanecer.
Las horas de vida
Le dan lecho a mi alma
Y el dulce momento
De poder nacer.
No hay nada divino
Ni el gozo más grande
De ocupar las calles
Y seguir viviendo.

LA MELODIA DEL ALMA

La música más hermosa
es tu risa matinal de luna de abril.
La melodía se viste
De trinos celestiales
Y tu canto es un arpegio
En el lecho nupcial
Del ayer.
En el piar de aves soñadoras
Al pie de los balcones desiertos,
Un verso en serenata
De imagen divina,
Es eco de vida
En la curva transparente
De mi solaz camino.

LA VERDAD DEL ALMA

Entre la duda
Y la verdad
Hay el espacio
de tu piel y la mía
cuando cerramos los ojos
al caer la noche.
Los párpados
Cual hojas de plomo
Mueren sin aire
En la blanca fuente
Del mar de mis ansias,
Y el grito del sueño
Nace cristalino
Con las alas inmensas.
De luz genial.

LAS HERIDAS DE LA TARDE

Todos dan sus pasos con grilletes
Con un terror en la mirada,
Los labios apretados
Esconden un gemido.
La voz se quiebra en el vacío
Y la tarde se retuerce de dolor.
En cada ser de piedra
Se agitan mares de abandono,
Mientras se ríe o se llora,
Cada día hay más heridas
En el lomo calloso
De las mañanas de mayo.
La noche no es negra
La alumbra el brillo de tus ojos;
Y a pesar de estar acompañado
Muero solitario y sin abrigo.

SIN LA NIEBLA DEL OLVIDO

En los cielos oscuros
Donde moran las mañanas
El ocaso invertebrado
De mis pasos mudos
Se hace polvo entre luceros
Encendidos.
Es tanto mi suspiro apurado,
Los fantasmas de azúcar
Se disuelven en el regazo
De la tierra.
Ni las noches de invierno
Aquietan mis alas de fuego,
Puedo surcar las aguas
Sin hundirme ni un segundo
O volar al fin sin sol
Por los espacios ajenos,
nada me detiene
en mi ruta sin retorno;
tengo la llave de oro
de los corazones ocultos
en la niebla del olvido.

sábado, 5 de enero de 2008

EN BUSCA DE OTROS TIEMPOS

Hoy he vuelto a sacudirme de mis penas,
Corre el viento y los revuelca
Por la tierra violada de enojos.
Sin tormentos, soy un ave
O un puñado de ilusiones,
Soy viajero sin caminos
Tras la pista de otros tiempos.
La muralla del silencio
Cubre el grito de la carne
Al pie del abismo
Y la brisa agresiva
Destruye los lamentos
Derrotando primaveras;
Y una fingida sonrisa
Va más allá de toda euforia.

EN EL COFRE DE CRISTAL

Estoy cortando flores
De los jardines del mundo,
Y si tuviera poder,
El agua de los ríos
Las aves del campo
Los reflejos del sol
La brisa matinal,
En un cofre de cristal
Los escondería
Antes que desaparezca
por la ambición del viento.

EN EL CIELO DE MI VOZ

Brota un lírico mensaje
En los cantos del verano
Y reside la euforia
Del agitado camino
Sin insomnios.
Nacen los días
Entre el suspiro tierno
Junto a la brisa de mi alma.
No me regalan primaveras
Tus ojos visionarios,
Amanecen mil paisajes
En mi voz del viejo valle
Y se ilumina la noche
En el cielo de mis ansias.

LA LUCHA DIARIA DEL SER

Se abren las auroras de colores
Después de las noches sin luceros,
Y todo huele a vano día.
En el espejo del cielo
Se ve el rostro de los que andan sobre espinas
Y en los rayos solares
Se divisa más de una cruz apagada.
Nadie grita de alegría
Se puede caer la luna
Y enredarse los cabellos
Y hasta caer de rodillas.
Más el hombre camina sin dejar huellas
Escondido de si mismo
Y en la nube del sendero
Se destruye la ilusión
De un retorno victorioso,
derrotando al invisible enemigo
Con la espada del tiempo.
Los fantasmas nocturnales
No atormentan el concierto
Si se baja la mirada;
Sólo si se rompe
El cristal de la verdad,
Se acaba el encanto
De habitar en las tinieblas
Como inquilino de la noche.

EN EL SUELO HERIDO

Se abre la tierra con violencia
Ante el mirar codiciado
Del oscuro caminante,
Sus secretos se pierden
En la noche del silencio,
El fruto de su vientre
Se deshace en estrellas viajeras.
Se desvanece el encanto
De sus años de inconciencia,
El vacío de sus venas
Deja una mueca de llanto
Mientras la roca ajena
Agranda la agonía del suelo herido.
Nadie pone el pecho
Ante el filo del cuchillo
Y la desnudez terrena
Fija los caminos del olvido
Y llegan las mañanas
De soledades hirientes
Y en el pasto verde, la miel de la tierra
El grano hinchado de vida
Será la música fúnebre
De nostalgias muertas.

CON LOS OJOS VACÍOS

Andan con paso de nieve
Por caminos de fuego,
No se vence el horizonte
De ardores infinitos.
Hace falta el aroma
De los jardines del alma,
Tan sólo un rayo de sol
En las ventanas del recuerdo
O en el aire fresco
De las mañanas de otoño
Son el blanco de los ojos vacíos;
Y en el espacio mañanero
De los lirios y las sombras
Todos buscan el arrullo de la risa final.

QUIERO NACER EN CANCIÓN

Por el oscuro lomo de la tierra
En el surco inmenso de ternuras
Siembro mis ilusiones
Para nacer en canción
En la herida sin llantos de otoños.
El sol engendra racimos de amor
Y las hojas soñolientas
Son la hamaca de los sueños del mañana,
En el vaivén de las aguas turbias,
El fino polvo vagabundo
Se ahoga entre lágrimas
En las tardes sin final.

SE HACE CORTA LA NOCHE

Una sombra de hojas muertas
Ocultan el hechizo
De mis líricos destellos.
Por la ruta de mis heridas invisibles,
transito delirante
brindando serenatas
donde el silencio dormita.
Se hace corto el suspiro
Y la noche hace burbujas
Con los copos de nieve
Y ante el raro juguetear del viento
Soy la imagen de un fantasma
Naciendo con la tarde.