Todos dan sus pasos con grilletes
Con un terror en la mirada,
Los labios apretados
Esconden un gemido.
La voz se quiebra en el vacío
Y la tarde se retuerce de dolor.
En cada ser de piedra
Se agitan mares de abandono,
Mientras se ríe o se llora,
Cada día hay más heridas
En el lomo calloso
De las mañanas de mayo.
La noche no es negra
La alumbra el brillo de tus ojos;
Y a pesar de estar acompañado
Muero solitario y sin abrigo.
miércoles, 14 de mayo de 2008
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