miércoles, 14 de mayo de 2008

SIN LA NIEBLA DEL OLVIDO

En los cielos oscuros
Donde moran las mañanas
El ocaso invertebrado
De mis pasos mudos
Se hace polvo entre luceros
Encendidos.
Es tanto mi suspiro apurado,
Los fantasmas de azúcar
Se disuelven en el regazo
De la tierra.
Ni las noches de invierno
Aquietan mis alas de fuego,
Puedo surcar las aguas
Sin hundirme ni un segundo
O volar al fin sin sol
Por los espacios ajenos,
nada me detiene
en mi ruta sin retorno;
tengo la llave de oro
de los corazones ocultos
en la niebla del olvido.

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